Letra por letra, absorbés y te nutrís de ellos. Te empapás con sus historias, y nunca es suficiente. Los lees todos los días, en cada viaje en colectivo, en cada rato libre, pero nunca alcanza el tiempo. Querés saber todo y a la vez no, todavía no. Confuso, still adrenalínico.
¿Y después? Me dijo alguien: nada como el vacío al terminar un libro.
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