Siete haikus siete


Los días pasan.
No creas que es tarde.
Sino que me fui.

Ni voy a tratar,
decirte eso que sé.
¿Escucharías?

Las gotas caen,
pasan, y atraviesan.
Hasta perderse.

La luz trae
cosas que se ven y no.
Y también sombras.

No queremos más
historias inconclusas.
No me mires más.

El vaso vacío,
El trago se terminó,
Como vos. No más.

Quedaron frases
sin decir, y besos que
no te pude dar.

Yo aprendí que en hay cosas que nunca cambian.
















Los paradores en la playa.
























La famosa dupla ojota-media.






















Las señoras haciendo castillitos de arena cual infantes.




















El peludo.







Y no, esto no es una publicidad de cerveza.

Los viajes suelen dejarme enseñanzas, nuevos conocimientos, caras nuevas, palabras a incorporar, rutas mirando por la ventana.

Además de todo eso, esta vez:

aprendí que los tampones son como tapones pero con una "m" de menstruación;
conocí terribles patologías ajenas que me hicieron sentir sana, mentalmente hablando;
descubrí una fobia a los bichos que no sabía que tenía;
nos hicimos especialistas en encontrar parecidos;
entendí que una chica sonámbula durmiendo en mi mismo cuarto del hostel, que habla dormida con los ojos abiertos, no es tan terrible;