Los viajes suelen dejarme enseñanzas, nuevos conocimientos, caras nuevas, palabras a incorporar, rutas mirando por la ventana.

Además de todo eso, esta vez:

aprendí que los tampones son como tapones pero con una "m" de menstruación;
conocí terribles patologías ajenas que me hicieron sentir sana, mentalmente hablando;
descubrí una fobia a los bichos que no sabía que tenía;
nos hicimos especialistas en encontrar parecidos;
entendí que una chica sonámbula durmiendo en mi mismo cuarto del hostel, que habla dormida con los ojos abiertos, no es tan terrible;










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