Volviendo a la programación habitual, vuelvo al tema de mi post anterior: las cosas que no cambian.

Hoy pensaba en las cosas inalterables, y me sentí encerrada. La sensación de estar entre cuatro paredes sin poder salir. ¿Por qué decir no al cambio? A veces el nuevo aire es positivo. La gente teme renovar(se), pero a veces ya-no-entra-en-el-molde y estás intentando meter un cuadrado donde antes iba un triángulo.

No sirve hacer caprichito, si algo es distinto hay que ampliar el panorama y aceptarlo, o algo va a terminar mal.

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