Es hablarte y saber que no me vas a contestar. O peor. Saber que me vas a contestar y eso, eso es terrible.
También es como subirme al colectivo y saber que me voy a tener que bajar dentro de un par de calles porque, voy a volver a eso que hago y vos también vas a volver a eso que hacés; estos 20 minutos que se convirtieron en 8 se me pasan como pestanear.


Hay días que me olvido de las uñas, de vos hablándome, de todo lo que (nos) pasó y me acuerdo de cosas que a la distancia me hacen reír.

A ver si la cortamos con los desencuentros.

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